Cuando el silencio se cuela entre mensajes: mi historia
Bueno, pues allá voy, que no es fácil esto de sentarse y soltar lo que se lleva dentro sin pensarlo mil veces. Te cuento, porque seguro que te suena. Hace un tiempo noté que mi novio, que antes era un charlatán, un poco pesado si quieres, empezó a responder menos. Mensajes más cortos. A veces ni contestaba. Yo ahí, dando vueltas, pensando qué coño pasaba. Y claro, como ya he dicho, esto de cómo reaccionar si tu novio se comunica poco contigo me tiene entre la espada y la pared. Porque, a ver, ¿qué haces? ¿Esperas? ¿Preguntas? ¿Te lo tomas personal? Pues eso, que me lancé a escribir esto para soltarlo y, quién sabe, ayudar a alguien en la misma.
El principio del desconcierto
Cuando de repente tu pareja deja de ser el que más mensajes manda en el día, suele ser como un golpe. No es que te estés inventando algo, no, es que el cambio es brutal. Pasas de charlas sobre la peli que viste anoche a silencios largos que pesan como un saco de cemento. Y ahí empiezan los pensamientos locos: ¿Estará enfadado? ¿Me está dejando? ¿Se aburre de mí? Uf, que sí, que la cabeza se empieza a dar vueltas a mil por hora, y no es nada fácil pararlo.
¿Será que soy yo?
Claro, esta es la parte que a todos nos da por mirar primero: ¿será culpa mía? Por si acaso, haces autocrítica. ¿Le he dicho algo que le haya molestado? ¿Estoy siendo pesada? Y ahí aparece la duda eterna: ¿Hasta qué punto es normal que no se comunique mucho? Porque, oye, no todos somos igual de habladores y tampoco hay que asustarse si alguien es más callado por naturaleza, ¿no? Pero es que la línea entre “callado” y “distante” a veces es fina. Y además, si ya habéis tenido buen rollo antes, el bajón de mensajes duele un montón.
¿Qué hacer cuando sientes que el teléfono se enfría?
Bueno, pues aquí viene la preguntita del millón. ¿Cómo reaccionar si tu novio se comunica poco contigo? Que no es lo mismo que ignorarte, ojo, pero casi. A ver, que lo primero es no volverse loca con mil mensajes o llamadas. No sé si era tres o cuatro pasos para manejarlo… bueno, da igual, la idea va por ahí.
- Respira y no te adelantes a las conclusiones. Muchas veces el silencio no es personal ni dramático, puede ser cansancio, líos, estrés, o simplemente que esté con otra cosa.
- Habla claro. Sin reproches, pero con sinceridad. A veces hace falta un “oye, noto que hablas menos conmigo y me gustaría saber si todo va bien”.
- Escucha sin interrumpir. Que te cuente si hay algo. Aunque no te guste, es vital entender su punto.
- Da espacio. No es malo que haya momentos sin charla constante. A veces el estar juntos no implica estar pegados al móvil.
- Evalúa la situación. Si sigue distinto mucho tiempo, toca replantearse cosas, pero sin dramatismos ni presiones.
La trampa del teléfono y las redes sociales
Ojo, que aquí la cosa se complica. Porque los smartphones y las redes son un mundo aparte. A veces ves que está conectado, que pone “en línea” o que está activo en Instagram y te preguntas “¿por qué no me responde?”. Pero ojo con la ansiedad que genera eso. No todo es para ti. Un meme, un chat con amigos, o simplemente mirar sin ganas de hablar. Tú también has hecho eso, vamos, que no te culpes.
Y esto conecta con lo que te decía antes, la diferencia entre ser callado y ser distante. Cuando ves que alguien está ahí pero no te responde, puede sentirse como un rechazo brutal. Pero a veces no lo es. Es una mezcla rara de costumbres digitales y emociones.
Mis dudas, y sí, un poco de caos mental
Ah, espera, creo que me estoy liando un poco con esto. Tenía algo apuntado pero no lo encuentro, da igual. Lo que quería decir es que a veces ni haciendo todo bien sale. No sé si me explico, pero bueno, ya me entiendes. A lo mejor estás leyendo y piensas “¿pero este tío qué quiere decir con esto?”, y pues nada, que la vida es un lío y las relaciones más. Y que a veces la comunicación no es solo cantidad de palabras, sino calidad, o al menos eso intento convencerme. Pero vamos, que si alguien se comunica poco, pues también puede ser que no tenga ganas, o que haya algo que no cuadra, o que simplemente necesite espacio. Total que es un follón todo.
¿Cuándo toca preocuparse de verdad?
Vale, aquí la cosa se pone seria. No todo es normal ni pasajero. Si notas que de repente no solo es poco comunicativo, sino que evita temas importantes, que no responde a tus necesidades, o que te hace sentir menos, pues eso es señal roja. Ya sabes, esas luces que en el coche te avisan de que algo va mal y no puedes ignorar. En ese caso, igual toca plantearse si está queriendo salir o si la relación está en otro sitio. Y no es fracaso, ojo, es realidad. A veces dos personas cambian y ya no encajan igual.
Lo que a mí me funcionó (o no)
Mira que he probado cosas, desde dejar que hable cuando quiera, hasta decirle directamente que me sentía rara con el silencio. Lo que sí aprendí es que si te pones en modo detective o en plan “voy a controlar cada mensaje”, la liamos. La comunicación tiene que salir de un espacio de confianza, no de presión. No sé si eso es demasiado obvio, pero vaya, que a veces se olvida. Y también me di cuenta que los silencios cuentan cosas, pero no siempre las que queremos oír.
- Intentar mantener la calma, aunque parezca imposible.
- Buscar otras formas de conexión, no solo mensajes.
- No perder de vista que tú mereces respeto y atención.
- Hablar con amigos o alguien que te entienda, que ayuda un montón.
Y bueno, para terminar…
Que si tu novio se comunica poco contigo, no es el fin del mundo, ni la señal de que todo está roto. A veces es solo un bache, otras un reflejo de mil cosas que pasan en su vida o en la tuya. La clave está en no perderte tú en el camino, en hablar claro, y en no dejar que el silencio te coma la cabeza. Porque, al final, la comunicación es un baile, no un monólogo. Y si uno no baila, el otro se cansa.
Vale, creo que lo dejo aquí, que ya he escrito más de lo que pensaba y empiezo a repetirme. Espero que te sirva, o al menos que te haga sentir menos sola en esto del misterio de las parejas calladas. Ahora, a descansar que esto cansa más de lo que parece.